Blog independiente que aborda los Arcanos del S. XXI.

jueves, 24 de noviembre de 2011

20 años sin ti: A la memoria de Freddie Mercury (05/09/1946 - 24/11/1991)



Lloro por nada,
lloro por nadie,
solo por ti.


______________

Hace veinte años, en tal día como hoy, los telediarios de todo el mundo abrían su emisión con esta noticia:



Aquello no era posible. Si bien los rumores de que Freddie estaba enfermo de SIDA eran cada vez más numerosos y la poca o nula información que nos llegaba de él en los últimos años nos hacía sospechar,...aquello no podía ser posible. No estábamos hablando de alguien común, de un familiar, un conocido, un extraño...etc. Estábamos hablando de FREDDIE MERCURY, de la Reina del Rock, y las reinas no pueden ni deben morir. Toda mi infancia y adolescencia había tenido como telón de fondo su música. Cada instante decisivo de mi vida estaba marcado por la letra de alguna de sus canciones. Mil veces me había hecho sonreír y sobrellevar situaciones de otro modo insostenibles. Definitivamente...aquello no era posible.


Yo no sufrí en ese momento; aún sabiendo que era verdad, no me lo creí. Sencillamente maldije las palabras frías, huecas, neutras, moralizantes...con las que resumieron su vida en un minuto y medio. Pensé que Freddie se iba a cabrear y les iba a dedicar a todos esos payasos uno de sus gestos procaces, ejecutaría el ataque del Dragón y gritaría a pleno pulmón: déjame vivir. Después simplemente volvería a ponerse la corona para restablecer el orden sembrando el caos, para anarquizar el ambiente insuflándolo de vida. No sucedió así y comencé a ponerme nerviosa. ¿Nadie más al contemplar la mirada de Freddie veía toda la belleza que yo captaba de un solo golpe? Sí, Montserrat Caballé sí la vio, ella fue la única que transmitió calidez y humanidad en un momento en el que los fans necesitábamos consuelo; en parte, porque compartió momentos con él en el escenario tan emocionantes como éste. A Montserrat pues mi más profundo reconocimiento por ello. Nunca olvidaré tu gesto.

En fin, la muerte de Freddie cumple otra vez su aniversario y me apetece, siendo como eres uno de mis mayores ídolos, rendirte culto con un pequeño tributo que de objetivo no tiene nada. Y eso es lo más grande: tras tantos años en los que la lluvia ha seguido cayendo, Freddie sigue manteniendo intacta su capacidad de asombro, sigue epatándome cada vez que lo escucho o lo veo. Quizá eso es lo que define a un genio o quizá no; tampoco me importa demasiado la causa: disfruto con el efecto.


Estas palabras van por ti, Mr Bad Guy, espero que las oigas allá donde estás, en el regazo de los dioses, con una gran jarra de cerveza Heineken en una mano y un cigarrillo en la otra. Espero que hayas conocido a Maria Antonieta y deje que te pruebes sus joyas, como tú querías. Aunque creo que estarás en el Cielo y no en el Infierno, como era tu deseo, argumentando que habría mucha más gente interesante en éste último; después de todo, si tan aburrido era el Cielo, necesitaban a alguien como tú allí para darles caña. Y espero que te sigas riendo de todo mostrando esa imperfecta dentadura que tanto te acomplejó en la infancia y adolescencia, pero que transformaste en marca propia, luciéndola sin recato, impúdicamente, como a ti te gustaba. Te reíste hasta de tu propia risa, ¿verdad?

Supongo que habrá un piano por allá, y que te tendrán frito pidiéndote que interpretes una y otra vez tu Rapsodia Bohemia -más de 45 millones de visitas tiene este vídeo en Youtube. Estarás contento, ¿no?-...¿rapsodia bohemia? Todavía no he encontrado una canción que sea tan bella de pronunciar, ¿existen dos palabras más bellas para titular una obra o para definir una vida? Lo dudo mucho. Eso sí, esta vez sí estará realizado en el cielo todo aquello que compongas, aunque sea holgazaneando un domingo por la tarde. Tú ya sabrás el por qué los más grandes se van siempre antes. Espero que me lo expliques algún día y también por qué soy yo y no tú quien ahora estoy aquí.

Tu muerte nos ha dejado bajo presión. Cuánta razón tenías al proclamar en la corte que esta vida es dura. Nosotros estamos trabajando a golpe de martillo con la esperanza de ser algún día los protagonistas del vals del millonario, tomando caviar y cigarrillos. ¿Seguro que somos los campeones? Contigo sí lo éramos. A menudo soñamos, soñamos con alguien a quien amar como hacías tú, que tenías claro que esa pequeña tontería llamada amor, esas palabras de amor, son las únicas que pueden producir el milagro de sabernos vivos realmente.

¿Sabes que a veces tengo una visión? Te me apareces en sueños como un innuendo, juguetón, inapresable, grandísimo payaso constructor de fantasías; me dices: me estoy volviendo un poco loco pero soy feliz, por favor, no me pares ahora porque lo quiero todo, me susurras, y me invitas a jugar a este juego. Me seduces insistiendo en que necesitas mi amor esta noche intentando convencer a alguien ya convencido con todo tipo de tretas como el gran farsante que siempre has sido. Me llamas dulce dama, y yo tengo celos, celos porque sé que al final el beso definitivo no será para mí, te reservarás para el héroe, para él será un año de amor contigo. De todos modos siempre podremos bailar tú y yo, y el lenguaje del cuerpo te desvelará que me rompo, que, musicalmente hablando, eres el amor de mi vida y, a la vez, eres mi mejor amigo. Y, satisfecha tu soberbia, -porque de ésa tenías un rato, ¿eh, cabroncete?-, te volverás un hombre invisible sacándome del delirio. Pero yo seguiré suspirando por una cita en la playa a solas contigo.

Una vez te atreviste a llamar a la reina asesina, pero era de broma, para provocar...¡cómo te gustaba provocar! Sobre todo a los seres planos, acartonados, bien pensantes, políticamente correctos, cuadrados, hombres del traje gris que no huelen la belleza aunque la tengan a un centímetro de sus narices. A ésos les decías: que el otro muerda el polvo, declarándoles la guerra sin cuartel. Hoy en día no te hubiese bastado con el póster de la carrera de bicicletas, ya están muy vistos los desnudos. Pero algo tendrías pensado para alterarlos, por algo eras el dios de la irreverencia. Quiero liberarme contigo, Freddie, y escuchándote lo consigo, como si tú y yo fuésemos por momentos los príncipes del universo.

En mi defensa te diré que estoy viviendo por mi cuenta, como a ti te place, eso sí, en buena compañía. Y tengo muy presente que los amigos están con los amigos...siempre. Intento no tener nunca la impresión de oportunidad perdida, y aunque no estoy haciendo todo bien, tampoco tengo la sensación de que mi vida sea una sucesión de instantes muertos en el tiempo.

A diario escucho tu música y a diario me vuelvo a asombrar de que haya existido alguien como tú. En el escenario no había forma de pararte. Protagonizaste algunos momentos considerados por los críticos como los mejores en la historia de los conciertos en vivo, como éste, por poner un ejemplo. Te fundías con el público de un modo espectacular, bromeando con todos y haciéndolos participar. Todos muertos, todos muertos menos tú, así lo siento a veces. En cada canción pusiste un poco de magia, pero, ¿y nosotros? ¿te vamos a hacer temblar alguna vez? Espero que desde arriba sientas lo que millones sentimos por ti y consigamos hacerte temblar de emoción, aunque sea un poquito.

Por si no te habías dado cuenta, Freddie: TE AMO, o, mejor dicho: he nacido para amarte.

Y también te rindo tributo como a la reina que eres:



Freddie, nunca quisiste ser un inmortal; siempre tuviste clara la respuesta a la pregunta: ¿quién quiere vivir para siempre? No obstante, desde el punto de vista de la mayoría, te fuiste muy pronto dejándonos con el alma rota en mil pedazos y con el sabor agridulce de un último disco en el que nos dices adiós con diversos guiños en varias de tus canciones. Confieso que fui tan estúpida de no darme cuenta de que tu extrema delgadez, el exceso de maquillaje, las imágenes distorsionadas de algunos vídeos...eran la consecuencia del avanzado estado de tu enfermedad. Tras tu muerte sí me enteré que rodabas esos últimos vídeos llevando debajo de la ropa bolsas de agua caliente para mantenerte la temperatura corporal y un catéter en el hombro izquierdo para la medicacion intravenosa. Aún así, sonreías para todos nosotros, ni un ápice de rencor hacia nadie por parte de una persona como tú, que había asumido con serenidad su destino. En la canción, Estos son los días de nuestras vidas -que, por otro lado, constituye toda una declaración final sobre la vida- nos enviaste el mensaje de que todavía nos amabas...

...nosotros también, Freddie: GRACIAS POR EXISTIR.

Pero, no deseo finalizar con mal sabor de boca. Vamos a seguir tu último consejo: el espectáculo debe continuar porque, aunque tu maquillaje se esté descomponiendo, tu sonrisa siempre permanecerá. Sin embargo, como se nos hace tan duro continuar sin ti, permítenos una licencia, Freddie, déjanos soñar que nos reuniremos todos contigo otra vez y que volveremos a disfrutar de la Reina al completo, en todo su esplendor, con el maquillaje intacto luciendo mejor que nunca.

Comencemos a hacerlo realidad ahora: pongámonos los cascos, subamos a tope el volumen -no conseguiremos el efecto catártico si no es así-, y transportémonos de nuevo a este espacio donde ya se oye llegar a lo lejos el helicóptero privado del grupo Queen que retorna para que todos nosotros nos sintamos completos de nuevo:



Continuamos todos el concierto arriba, Freddie. Nos vemos muy pronto, ángel. Un beso.


__________________________________________________________________________________

* Este homenaje es una versión revisada y mucho más completa del que escribí hace dos años aquí.

** He puesto los enlaces a las canciones e imágenes de distintos colores sin ningún tipo de orden para dar la sensación pomposa y recargada que tanto agradaba a Freddie Mercury.


type='text/javascript'/>